Quizá el escenario que mejor refleja la moraleja de la famosa fábula de Esopo es el movimiento asociativo. El nuestro, el Movimiento Asociativo de Familias-FIAPAS, tiene ya una trayectoria de 40 años y quienes formamos parte de él no hemos llegado por casualidad, sino que estamos por algún motivo concreto: ya sea para reivindicar derechos, para promover servicios para la atención de las personas sordas, para saber cómo acercarse a algo desconocido o, en el caso de los profesionales, desarrollar las competencias para ofrecer el mejor soporte y atención a las personas sordas y a sus familias.

Todos los que formamos parte de este movimiento asociativo, en definitiva, sabemos que, gracias a nuestra lucha común, hemos alcanzado logros fundamentales (imprescindibles, en muchos casos) no solo para mejorar la calidad de vida de aquellas, sino para la conquista de derechos y recursos de apoyo. Cierto es que todavía quedan importantes batallas por librar, pero, tal como indica nuestro Manifiesto Institucional con motivo del Día Internacional de las Personas Sordas, juntos, podemos hacer mucho.